Enfermera desde hace más de 25 años, Emma García Tarrero trabaja desde hace 11 en la Gerencia de Emergencia de Sanidad de Castilla y León (Sacyl) en Valladolid, en una Unidad Móvil Medicalizada (UME). Su equipo lo forman cuatro personas, dos pertenecientes al Sacyl y dos a Ambuibérica, con los que comparte, además de guardias, mucho tiempo y muchas ideas. “Tengo la suerte de que el conductor de mi equipo colabora con la Fundación Ambuibérica. Él me habló del proyecto y me invitó a participar…y aquí estoy. Con el tiempo engancha, sobre todo por estar codo a codo con personas que buscan, sin interés económico, el bien común”, explica esta voluntaria que, además, viene colaborando con diversas ONG y asociaciones en deferentes proyectos. “Considero el voluntariado tan normal y necesario como respirar”, afirma.

¿Qué actividades realizas en la Fundación Ambuibérica de HTGroup?

Colaboro con mis compañeros en la recogida y posterior distribución de juguetes navideños para población desfavorecida; en la clasificación de ropa y material sanitario para su envío a zonas necesitadas, así como en cursos de RCP y primeros auxilios en colegios y grupos que los demandan…

¿Qué encuentras en el voluntariado? ¿Lo consideras necesario?

Parafraseando la idea de Cavadas en una entrevista reciente: “El voluntariado es un precio razonable por el alquiler de vivir en la zona fácil del mundo. El motivo es la pura decencia”. Lo considero tan normal y necesario como respirar.

Emma García Tarrero colabora activamente con la Fundación Ambuibérica y con diversas ONG

Al parecer también colaboras con otras ONG. ¿Cuáles? ¿Por qué?

Desde el año 2015, con la mal llamada “crisis de los refugiados”, me involucré en el campo del refugio. Desde esta perspectiva he colaborado sobre el terreno con diversas asociaciones:

AYEPU, asociación que trabaja en el campo de la salud en Gambia, no de manera colonizadora, sino empoderando a la población, formando a sus formadores y personas, y participando desde el apoyo al sistema gambiano de salud. Intentamos garantizar en la zona de actuación una sanidad básica y mejorar la calidad de vida de la población.

Con el pueblo saharaui en los campamentos de refugiados de Tinduf , Argelia, donde 170.000 personas viven de la ayuda internacional desde hace 43 años, esperando un referéndum que hace años aprobó la ONU para la devolución de su tierra y aún no se ha celebrado. La Fundación Ambuibérica ha colaborado con la caravana solidaria que sale anualmente.

En la isla griega de Chios, con Salvamento Marítimo Humanitario (SMH), participando en los desembarcos cuando se cruza desde Turquía y en la clínica del campo de refugiados de Vial. La Fundación Ambuibérica donó una ambulancia y material sanitario. Entre otras cosas, la camilla y la bancada que en estos momentos están en el barco Aita Mar, con 78 personas en su primer rescate en el Mediterráneo.

Actualmente regreso de Lesbos, isla del Egeo, donde he trabajado en el campo de Moria, con capacidad para 3.000 personas y en el que ahora viven 15.000 en unas condiciones pésimas. De ellos, casi 2.000 son menores no acompañados.

El motivo de mi trabajo en este campo es que creo firmemente en el derecho que tienen las personas a vivir en su tierra o el derecho a buscar un lugar seguro en el que vivir.

Cuéntanos tu experiencia más satisfactoria con Fundación Ambuibérica

Mi experiencia más satisfactoria es el simple hecho de pertenecer a esta Fundación. Está formada por un grupo de personas entre las que, desde todos los niveles, prima la igualdad, la capacidad de ilusionarse con nuevos proyectos, el bien común, la valoración personal y el crecer juntos, valorando todas las propuestas que van surgiendo.

Además, todo el equipo tiene la virtud de respetar y apoyar los proyectos de cooperación que tenemos los miembros a nivel individual.

¿Qué les dirías a aquellos compañeros y compañeras que aún no se han decidido a colaborar con la Fundación Ambuibérica? ¿Cómo los convencerías para que dieran el último paso?

Emplear parte de nuestro tiempo libre para hacer voluntariado es, en sí misma, una tarea gratificante. Nos ayuda a desarrollar capacidades que desconocíamos, nos hace partícipes de una realidad que nos era ajena y nos permite colaborar un poco para tratar de mejorar nuestro alrededor.

Simplemente cuando nazca esa pequeña curiosidad de “cómo es esto”, que llamen, propongan, pregunten… Cada persona que llega a la Fundación es una riqueza para el grupo y desde aquí les invito a colaborar con nosotros. Estaremos encantados de ampliar nuestro pequeño proyecto.